Los establecimientos de hostelería reciben mercancías de sus proveedores todos los días. Estos pedidos llegan en distintos tipos de formatos, principalmente en: cajas, envoltorios, envases y plásticos que se convierten en residuos para dicho establecimiento. Hace 30 años el envasado en plástico empezó a ser sinónimo de progreso, lo que ha derivado en una manera de trabajar que provoca que hoy en día la mayoría de productos se suministren sobre-envasados.
Estos envases, convertidos en residuos, suponen unos costes para el establecimiento hostelero: su retirada, almacenamiento, gestión y traslado al contenedor son aspectos que afectan al día a día del restaurante, así como a su cuenta de resultados. Todo ello, sin contar el impacto que suponen para el medio ambiente.